Hace años la página web de la BBC realizó una encuesta en la que preguntaba al público general si estaban de acuerdo con la afirmación de que es necesario beber 2 litros de agua al día. Más de un 90% de los encuestados respondió afirmativamente. Hay gente adicta a la botella de agua por todas partes. En el gimnasio, en los parques, en la oficina… Botellas de agua que van y vienen, sorbos que se toman desesperados cada 5 minutos con el objetivo de llegar a los ansiados 2 litros diarios. Sin embargo, la idea de los 2 litros diarios es un mito.
La mayoría de las personas no necesitan tanta agua para evitar la deshidratación y al agua bebida como tal hay que añadir el aporte líquido de los alimentos y el agua tomada como infusión o café. Otro aspecto a desmentir es que un elevado consumo de agua no te ayudará a limpiar toxinas ni a rejuvenecer la piel o el cabello. Una correcta alimentación, variada y rica en verduras y fruta fresca contribuirá en mayor parte al aspecto luminoso y joven de tu piel.
Mantener el cuerpo hidratado y en equilibrio
La realidad es que un déficit de agua puede conducir a una deshidratación. Tan solo un 5% de pérdida de agua sería suficiente para que el cuerpo alcanzara un estado crítico de deshidratación así que estamos de acuerdo en que el agua es fundamental. Sin embargo, un consumo excesivo de agua también sería perjudicial para el organismo. Irregularidades en el pulso, parpadeo incontrolado y otros síntomas similares a los de la embriaguez podrían aparecer.
Así pues, parece que la clave no está en beber mucha agua sino en mantener en equilibrio la hidratación corporal. El aporte de agua de nuestro cuerpo no se produce solo a través del agua que bebemos sino de la contenida en los alimentos. Es necesario beber agua para reemplazar la que pierde el cuerpo. Parte del agua que consumimos se pierde al respirar, a través de los poros de nuestra piel y por supuesto también a través de la orina. Lo normal es perder un litro y medio de agua si nuestro cuerpo está hidratado inicialmente y no sudamos en exceso. Sin embargo si hace calor y además realizamos ejercicio físico podemos perder hasta 20 litros. Si elevamos el consumo de agua, también perderemos mayor cantidad de agua a través de la orina.
El cuerpo se encarga de mantener el equilibrio de agua de nuestro cuerpo de forma automática. Una de las señales que nos da nuestro cuerpo es la sed. Esta se produce cuando ya hemos perdido un 1 ó 2 % de agua total, mucho antes de que se produzca una deshidratación que ponga en riesgo nuestra salud.
Problemas en la regulación hídrica
Hay enfermedades que provocan problemas en la regulación hídrica o situaciones en las que se recomienda un consumo mayor de agua. El consumo elevado de alcohol, por ejemplo, inhibe la producción de vasopresina, la hormona encargada del funcionamiento de los riñones. Esta hace que se retenga más agua cuando la ingesta de la misma ha sido menor o se ha perdido una mayor cantidad a través del sudor, y hace que los riñones liberen una orina más diluida cuando se ha producido un consumo de agua excesivo.
Al inhibirse la producción de esta por el alcohol, los riñones siguen produciendo una orina diluida; el cuerpo reacciona como si hubiera bebido demasiada agua y produce mucha orina, de manera que tras un consumo elevado de alcohol tenemos síntomas como dolor de cabeza derivados de la dishidratación. Algunos diabéticos son incapaces de expulsar un exceso de agua a través de la orina por lo que necesitan tomar vasopresina. Un consumo de agua excesivo para ellos podría ser muy perjudicial.
Conclusiones
No es necesario beber 8 vasos de agua al día para mantener una correcta hidratación. Al consumo de agua directa hay que añadir el aporte de agua de los alimentos. Nuestro cuerpo nos da señales (sed) mucho antes de que se produzca una deshidratación peligrosa para nuestro cuerpo.
