Nos habéis preguntado cómo detectar si tenemos piel atópica, qué síntomas, qué aspecto tiene una piel atópica y cómo cuidarla. Hemos redactado este artículo para tratar de contestar estas cuestiones. No obstante, si tenéis dudas sobre si tenéis dermatitis atópica os recomendamos acudir a un especialista que pueda haceros un diagnóstico específico.
¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica es una afección de la piel comúnmente llamada eccema, que suele aparecer en bebés y niños pequeños y que puede prolongarse hasta la adolescencia e incluso edad adulta.
Se trata de una afección provocada por una hiperreactividad de la piel frente a diversos factores ambientales, que se produce por una elevada concentración en sangre de inmonublobulina E (IgE). La IgE provoca la liberación de histamina y se produzca la sensación de picor, enrojecimiento y erupciones típicas de la dermatitis atópica.
Síntomas más habituales de la piel atópica
Los síntomas más frecuentes son, como se ha comentado, el enrojecimiento y picor de la piel. Además, la piel atópica se caracteriza por una falta de hidratación o sequedad. Pueden llegar a desarrollarse erosiones en la piel (eccema) en forma de vesículas rojizas exudativas que originan en ocasiones costras y escamas.
Diagnóstico de la dermatitis atópica
En caso de presentar alguno de los síntomas comentados anteriormente es posible que el diagnóstico sea dermatitis atópica. Sin embargo, conviene que acudas al médico especialista porque esta afección puede confundirse con otras alteraciones de la piel cuyo origen y tratamiento puede ser diferente. Por ejemplo, puede confundirse con dermatitis alérgicas o seborreicas o con infecciones por hongos.
Tratamiento de la dermatitis atópica
La dermatitis atópica es una afección crónica y de carácter hereditario, por lo que es una enfermedad que no se cura. El tratamiento va destinado a aliviar los síntomas de los brotes más agudos. En la dermatitis atópica se alternan periodos donde los síntomas son más intensos (brotes) con otros en los que éstos se alivian hasta incluso desaparecer.
El tratamiento médico habitual para los brotes de dermatitis atópica suelen ser corticoides, antihistamínicos o antibióticos en los casos en los que haya infección del eccema. Estos deberán aplicarse siguiendo las prescripciones del especialista. En los momentos en los que los síntomas se alivian conviene seguir igualmente algunas especificaciones que se detallan a continuación para evitar que un nuevo brote vuelva a aparecer.
Cuidados para la piel atópica
Como ya hemos reiterado, conviene acudir a un especialista en los casos en los que se presente alguno de los síntomas citados anteriormente, sobretodo si estos son intensos, para evitar problemas adicionales causados por infecciones de la piel por ejemplo. Sin embargo, una rutina de cuidado para la piel puede protegerla y evitar que surjan los brotes intensos.
Conviene mantener la piel perfectamente hidratada, utilizando para ello cremas específicas para pieles atópicas que no contienen agentes químicos que suelen provocar reacción en las pieles más sensibles. Cremas elaboradas con ingredientes naturales son la mejor elección. A la hora del baño conviene reducir la cantidad de jabón utilizada, ya que un uso excesivo, puede provocar la destrucción del manto lipídico ácido que protege de forma natural nuestra piel.
En caso de bebés o niños muy pequeños con problemas en la piel, es recomendable incluso mantener la piel limpia solamente con agua, evitando en la medida de lo posible los jabones. Conviene evitar frotar la piel con esponjas. Tras el baño, se recomienda secar la piel de forma suave, igualmente sin frotar, y utilizando tejidos naturales como el algodón, que no generen reacciones alérgicas.
Te recomendamos leer el Decálogo para el control de la dermatitis atópica elaborado por la Asociación de Familiares y Pacientes de Dermatitis Atópica (ADEA) para más información.
