Alimentos potenciadores de la energía

alimentos potenciadores de energía

¿Qué es la energía?

La dieta, la forma física, los niveles de estrés, el estado de ánimo, incluso el tiempo, influyen en la cantidad de energía que disponemos. Pero, ¿qué es la energía y cómo la produce nuestro cuerpo? Podemos definir la energía, de forma práctica, como nuestra capacidad para mantenernos activos ya sea físicamente, mentalmente o sexualmente. Todas nuestras células necesitan energía para poder realizar sus funciones metabólicas, crecer y desarrollarse.

¿Cómo se produce la energía en nuestro cuerpo?

A diferencia de las plantas, que utilizan la luz solar para generar moléculas que almacenan energía durante la fotosíntesis, el hombre y otros animales obtienen energía de la ingestión de alimentos. Nuestro organismo obtiene, a partir de los alimentos, los distintos componentes necesarios para nuestro metabolismo como los ácidos grasos o glucosa. El mecanismo encargado de todo ello es la digestión, a partir de la cual absorbemos y procesamos los distintos componentes dietéticos. En el cuerpo, la energía se produce en las mitocondrias, unas estructuras minúsculas de cada célula donde se producen reacciones químicas en las que se consume oxígeno, ácidos grasos y glucosa y se produce a cambio una sustancia muy energética llamada ATF (Adenosina trifosfato).

¿Cómo utiliza la energía nuestro cuerpo?

Casi todas las células de nuestro organismo necesitan ácidos grasos o glucosa para generar ATF, pero las células del cerebro sólo emplean glucosa y cuando su nivel en sangre decae, la capacidad mental se resiente rápidamente. Las células musculares en reposo se alimentan de ácidos grasos, pero al iniciar una sesión deportiva, por ejemplo, vuelven a tirar de la glucosa. Si las células musculares o cerebrales no reciben la cantidad suficiente de oxígeno, glucosa u otros nutrientes, notamos fatiga o cansancio. Dormir adecuadamente también es importante para la producción de energía, puesto que, durante el sueño, las células cerebrales y musculares descansan, se reparan, rejuvenecen y regeneran.

¿Por qué decae el nivel de energía?

Las causas principales de la falta de energía general, ya sea mental, física o sexual, son el estrés, el exceso de trabajo, los trastornos del sueño, la práctica escasa o nula de ejercicio y una dieta inadecuada pobre en nutrientes. El estrés vacía las glándunas suprarrenales y hace que nuestras defensas decaigan. Hace que disminuye la cantidad de vitaminas del grupo B y aumenta la necesidad de antioxidantes como la vitamina C y E, betacaroteno y selenio. Las técnicas para controlar el estrés, que abarcan desde la gestión de la carga de trabajo hasta terapias de relajación, como los masajes y programas de ejercicios que reaniman como el yoga, ayudan a reponer energía. Dormir bien y en cantidad suficiente también es muy importante. Si consumes demasiados alimentos perjudiciales, te sentirás más lento y fatigado con el tiempo. Hay estudios que demuestran que empezar el día con un plato de cereales mejora la capacidad de concentración y memoria así como el rendimiento mental en general.

¿Cómo potenciar la energía?

Para reforzar nuestro nivel de energía física, mental y sexual debemos incluir en la dieta una gran cantidad de superalimentos energéticos, suplementos dietéticos y medicamentos a base de hierbas así como realizar un programa de ejercicios adecuado a nuestras necesidades físicas y estilo de vida. Además es interesante aplicar técnicas de relajación o desarrollo personal que se refuercen nuestro bienestar psicológico y espiritual.

Alimentos que reaniman

Todo lo anterior se puede combinar en un paquete potenciador de energía que sin duda dará como resultado una mejor salud y mayor bienestar. Podemos empezar mejorando nuestra dieta, incluyendo alimentos saludables que garanticen el aporte natural de energía suficiente. Los alimentos más revitalizantes son aquellos que deben estar presente en una dieta sana y equilibrada. Te dejamos un listado:

  • Cereales integrales (avena, arroz), pasta, pan y cereales para el desayuno (mejor sin azúcares refinados).
  • Pan integral, especialmente con frutos secos y semillas.
  • Tubérculos como zanahoria, chirivía, nabo, colinabo o patatas.
  • Crucíferas como el brócoli, la col o col china.
  • Legumbres como las lentejas, judías o soja.
  • Fruta fresca (aguacate, plátano, melón, ciruelas, uvas, naranjas y piña).
  • Fruta semiseca y lista para consumir como albaricoques secos, dátiles, higos o ciruelas.
  • Pescados grasos
  • Aceite de oliva virgen
  • Frutos secos como las nueces
  • Miel (con moderación)

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